Podríamos haber sido un vikingo navegando hacia nuevos horizontes. Un ayudante de cocina en un pueblito de Francia. Un selk´nam en el fin del mundo. Podríamos. La reencarnación aún es tema de debate y fe.
Hay quien la da por sentada. Y no hablamos sólo de budistas e hinduistas practicantes sino de profesionales de la psicología que por años han indagado en la personalidad humana buscando rastros de vidas pasadas que, para colmo, tendrían incidencias en la actual.
Acaso la fobia que atenaza la existencia de un pobre Juan tenga mucho más que ver con una muerte en la horca, en un ajusticiamiento en la España medieval, que con la figura de un padre sobreprotector. Aquí es donde la Terapia de Vidas Pasadas y el psiconálisis comienzan a separarse de un modo radical.
La TVP se convirtió en objeto de discusión masiva gracias a la obra de Brian Weiss (el mismo que visitó la anterior Feria del Libro). Sus libros «A través del Tiempo» y «Muchas vidas, muchos maestros» son best seller indiscutibles.
Aunque el proceso de reencarnación, si es que existe, es complejo y ciertamente vinculado a lo divino, las consecuencias de tal tránsito resultan factibles de encontrar a flor de piel.
Weiss asegura que la TVP «es una prueba científicamente comprobada de que la reencarnación existe. Por lo tanto nunca morimos, nuestra alma es inmortal y la muerte es sólo un paso entre una lección de vida y otra».
¿Pero cómo podemos detectar si hemos vivido en otras épocas, en otros cuerpos? Weiss, entre otros investigadores como Ian Stevenson, explica que hay claves ineludibles: marcas de nacimiento, talentos para ciertos idiomas, conocimientos varios que no deberían estar ahí.
Stevenson -autor de «Twenty Cases Suggestive of Reincarnation» y «Children Who Remember Previous Lives»- es uno de los más respetados pero al mismo tiempo controversiales estudiosos del tema.
El hombre se tomó la molestia de recorrer el mundo entero y de clasificar más 3 mil casos de niños en los que encontró evidencia definitiva de que habían vivido otras vidas.
Tanto Weiss como Stevenson relatan historias capaces de dejar perplejo al más descreído. Por ejemplo, Stevenson relata el caso de un pibe en Beirut que aseguraba haber sido un mecánico que murió a los 25 años en un accidente de tránsito.
El chico llegó al punto de decir cuál era su nombre y los nombres de sus parientes más cercanos, así como el lugar donde ocurrió el accidente. Absolutamente todo esto fue confirmado a lo largo de distintas entrevistas: nombres, fechas y hasta la muerte de un mecánico años antes del nacimiento del chico. Creer o reventar.
Como es de suponer, el extenso trabajo de Stevenson, quien hasta su retiro en 2002 estuvo al frente de la Division Perceptual Studies de la Universidad de Virginia, fueron refutados y menospreciados.
Sin embargo, Stevenson, y esto debe ser aclarado, no realizaba TVP.
En los últimos 10 años, la actividad terapéutica ha crecido de un modo sorprendente. Y la medicina tiene su precio. Una consulta que incluye la posibilidad de descifrar quién fuimos y por qué estamos padeciendo lo que padecemos ronda los 300 pesos.
«¿Qué es para usted la regresión a vidas pasadas?», le preguntó el periodista Luis Aubele del diario «La Nación» a la psicóloga (UBA) y discípula de Weiss. La terapeuta respondió: «Una herramienta valiosísima que permite observar el pasado para disfrutar el presente. Es recordar para no repetir».
¿Y qué sucede si alguien termina descubriendo que fue Napoleón? Henry Bolduc, uno de los más célebres hipnoterapeutas, conservaba una respuesta para este esperable argumento: «En mis tres décadas de regresión activa, ninguna vez me he encontrado a alguna persona famosa en una vida pasada. Una regresión verdadera revela a gente común y corriente realizando actividades cotidianas para su época».
Pero si uno anda buscando soluciones a dolores presentes que se gestaron en un ayer remoto, siempre tendrá a mano alternativas más expeditivas y baratas.
El sitio http://www.misabueso.com incluye un buscador de vidas pasadas. Por medio de un cálculo numérico, elaborado con la fecha y hora de nacimiento, el sitio ofrece una perspectiva de quién fuiste.
A este servidor, por ejemplo, le salió esto: «Muy probablemente pasaste los últimos momentos de tu vida en algún lugar cerca de Corea o sus alrededores, aproximadamente en el año 1779. El nombre por el que se te conoció en esa vida pudo haber sido algo como Hea o Min. Es posible que tu ocupación en esa vida fuera algo relacionado con químico, alquimista, fabricante de venenos».
Nada mal para alguien que ama los fideos de arroz, y la salsa de soja.
Entrevista con Claudia Sirito, especialista en Terapia de Vidas Pasadas.