«Amores en fuga»

El juego del amor está compuesto de múltiples secretos. Para que el amor se perpetue o para que el sistema que legitima eso que llamamos amor prevalezca, las confidencias deben mantenerse en un estricto plano mental. De la boca para afuera, la verdad es un tesoro prohibido.
Lo vedado es uno de los grandes temas del libro de Bernhard Schlink, “Amores en fuga” (Anagrama). Hay amor, claro. También pasión y confusión, pero el río que subyace a cada una de las tramas de los relatos que componen esta obra del autor de “El lector”, tiene el color de los hechos silenciados.
Lo que no dicen los personajes puede condenarlos de tal manera que optan por el mutismo. Sin embargo, no se puede soslayar todo aquello que fue y aun es. No se puede dejar al margen el más intenso de los deseos ni el más poderoso de los fantasmas. Sobretodo si son fantasmas capaces de provocar una que otra mueca de pavor.
Los personajes de Schlink tienen algo muy importante que ocultar. Con esta carga transcurren hasta el presente en que son narrados. Pero nada queda atrás.
A veces son diálogos que mantuvimos o imágenes que se adhirieron con fuerza a nuestra rutina. Un aroma. Un hecho cualquiera puede taerlos a colasión: los recuerdos de quienes hemos sido permanecen en sospechosa latencia.
Ahora bien, si nuestro accionar estuvo rodeado de significación, de compromiso y de conflicto, pues, el asunto cobrará impulso y saldrá de su tumba como un monigote en el día de Brujas.
Un hombre aparentemente simple conserva la clave de su vida en la admiración de un cuadro. No entenderemos que valor tiene y que es capaz de desarrollar en su propia psiquis esta obra pictórica hasta el final del relato. En la historia del cuadro también están simbolizadas las tristezas de la guerra y el desquicio del fanatismo.
Un patético perdedor conquista a la mujer de un hombre que planifica una rara forma de venganza. Schlink procura una descripción muy vívida de este pobre tipo que existe sólo para especular con una imagen que no tiene sustenso. Su existencia se arrastra entre la carencia y la ausencia de los seres amados. “El otro”, es el mejor trabajo de Schlink en este libro.
El escritor indaga en vidas que tienen dobles fondos. Cajas arrimadas en desvanes clausurados. Lo verdaderamente interesante es que el autor nos permite vivir la dicotomía de los personajes. Sus dobles y triples discursos. Somos testigos de su ir y venir entre un paisaje y el otro. Mientras tanto sus vínculos soportan las sospechas.
En “Guisantes”, por ejemplo, asistimos al preriplo desesperante de un exitoso diseñador industrial y pintor que mantiene una serie de intensas relaciones afectivas. Un caos sensual que lo terminará enfrentado al extraño retrato de una personalidad carnívora.
El amigo informante, el objeto robado y sobre el cual pesa la vida de los inocentes, el profesional devenido en amante múltiple hasta alcanzar la categoría de falso profeta, el enamorado que prueba su amor a fuego y en su propia carne, son algunas de las líneas argumentales que atraviesa “Amores en fuga”
Es un buen libro. entretenido y revelador de la psicología alemana. Sin embargo, no por ello un libro profundo. Schlink indaga, encuentra y muestra, pero su análisis está despojado de densidad. Hay cierto placer turístico en sus historias que vuelven su literatura un ejercicio más estilístico que filosófico. Y hablando de nazis, colaboracionistas y amantes prófugos, uno tiende a sentir que hemos sido parte de un discurso superfluo. Un pecado que jamás le perdonaríamos a un escritor latinoamericano hablando de la historia de este continente.
Publicado originalmente en diario «Río Negro»

Biografía

Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) ejerce de juez y vive entre Bonn y Berlín. Es autor de cuatro novelas policíacas acogidas con gran éxito de público y galardonadas con diversos premios. Después publicó “El lector”, que fue saludada como un acontecimiento literario tanto en Alemania. La novela ha sido traducida a 30 idiomas, convirtiéndose así en un extraordinario best-seller internacional. Para algunos ya se trata de un clásico moderno. Fue galardonada con diversos premios, como el Hans Fallada, el Welt de literatura, el Ehrengabe de la Sociedad Heinrich Heine, así como el Grinzane Cavour en Italia y el Laure Bataillon en Francia. En 2008 el director británico Stephen Daldry realizó una adaptación al cine de El lector. (Fuente: Anagrama)

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